viernes, 4 de febrero de 2011

SUNSET BOULEVARD


Hoy ha sido un día de reuniones intensas. Muchas esperanzas puestas en mí y yo aún buscando la esperanza de la vida. Las responsabilidades de otros incomodan mi alma y esta no quiere hacer participe a nadie. Son casi las ocho de la tarde, aquí, en mi almacén de Alcoy, mi "Apple" sobre una improvisada mesa de tablero aglomerado, lleno de manchas de vino, recordándome que fue de uso del restaurante. Volver a la tierra que me vio nacer agita los fantasmas del recuerdo y de un pasado muy vivo hasta que se puedan zanjar deudas. No es fácil, a hora punta, pasando por la puerta del colegio donde iban mis peques, veo a los padres, con los amiguitos de mis hijos, el corazón me da un vuelco, parece que es duro dar el paso a reconocer que ahora estoy jugando en otro territorio, quizás me cueste ubicarme, pero no puedo negar que la sensación de amor es cierta. Hoy de viaje hacia Alicante, en el coche, venía pensando que necesito de mi nido, de mi hogar, junto a Loreti, ese bálsamo de miradas y relajante por mis venas. Priorizo mis prioridades, y me gusta aunque no sea el lugar en donde crecí. Descubrir que mi mundo no existe y que sobre haber vivido un sueño, no deja de ser un sueño vivido. Mi kilómetro cero no puede partir de NA-170, aunque allí se cree un vinculo emocional. Los miedos de inducir o arrancar a alguien de sus raíces, su entorno, las sonrisas que le agradan incluso los recuerdos de relaciones partidas que muchas veces avivan los zombies de mi desconfianza. Ayer pasé por Calahorra para ver a mis pequeñajos, están guapisimos, estuvimos jugando en el portal cada vez menos frío de su casa, leyendo libros y cuentos, hasta que llegó la hora de partida. No creía que fuese tan fuerte este lazo, un lazo predestinado y espiritual. Me marché de casa a comenzar casi un mes de viajes, y aunque tan solo hace día y medio, mi corazón me pesa, tiene una necesidad, su rostro siempre presente, amada mía, sensación mutua lo cual me agrada el doble. Organizando trabajo para poder escaparme de nuevo para acurrucarme entre sus brazos y sostenerla entre nubes. Solo existe un miedo, y espero machacarlo por mi bien. Giro la cabeza, y veo sobre una pared cientos de sillas de madera amontonadas, esta imagen hace que rebobine años atrás, quizás debería desprenderme de todo, ya ni mucha ropa me sirve, a medida que mi vida se aligera, mi cuerpo también pierde peso y estas sillas me recuerdan a cuando tenia una talla"60" de pantalón usando ahora una "48"... Sigue presente, y seguirá, ahí, con sus ojos tierra y eso que no se explicar que encanta. Aveces no comprendo porque recuerdos y palabras pueden hacer tanto daño, y porqué engrandecemos actos que suelen hacer daño a las personas, incluso presumimos de ellos. Me apetece muchismo hablar de lo que me sucede, pero de repente me he convertido en un intimista nato (sí, sí, aunque muchos de ustedes crean que no). Cada vez me gusta menos ver los canales que utiliza la vida para achantarme, y además con lo que son tonterías, estoy descubriendo mi talón de Aquiles, y no me gusta nada, además de repente aparecen esas ganas locas de esa auto agresión tanto moral como física. Acabo de colgar el teléfono, analizo, he perdido más tiempo desviando mi corazón hacia un fantasma que hacia lo verdaderamente importante y me duele, pero aumenta el dolor cuando veo que le reconozco. Bueno, después de haber dado unos cuantos cabezazos en este "mini-muro" de las lamentaciones mío, apago por hoy, voy a cenar con mi iaia Xelo y hacer las maletas, vuelvo al norte, solo unos días, por que el 14 ya aterrizo por Granada y de allí vuelo a Bulgaria. Ahora metido de cabeza con el mundo del aceite de oliva...APASIONANTE.